Se le llama homosexual a la persona que siente atracción erótica hacia las personas de su mismo sexo, pero que se sabe miembro de su sexo; a diferencia del trans-sexual que se siente atraído hacia las personas de su sexo, pero que se cree miembro del sexo complementario y que por lo tanto también cree que está erróneamente en ese cuerpo.
Existe el criterio de que el homosexualismo es una variante o una preferencia, una condición o una opción. Los partidarios del criterio de que es una condición sostienen la teoría de que esta condición se posee por razones biológicas que pueden ser establecidas por los genes. Pero si esto fuera cierto, los gemelos tendrían siempre la misma orientación sexual. Sin embargo, hay numerosos casos de gemelos que no son idénticos en su orientación sexual; especialmente los que, por haber crecido separados, han recibido distinta educación.
Otros consideran que la homosexualidad está condicionada por factores hormonales. Pero la mayoría de los homosexuales tienen todos los niveles de hormonas en la normalidad. Aunque se puede dar el caso que las personas que sufren enfermedades con desequilibrio hormonal, como los varones con pérdidas de la función de los testículos desde niños, pueden llegar a ser un "caldo de cultivo" para ser reclutados por homosexuales militantes. Sin embargo, si son educados como varones, no caen en el homosexualismo, aunque sus niveles hormonales no sean normales.
Nosotros consideramos que las personas que se sienten atraídas por personas del mismo sexo sufren de un desorden emocional condicionado por distintas razones, y aunque cada persona es única e irrepetible, su homosexualidad suele depender más frecuentemente de las siguientes causas:
· Padre violento, alcohólico, hostil o distante
· Madre sobreprotectora
· Madre con trastornos emocionales que no transmite cariño adecuadamente
· Timidez extrema casi siempre condicionada por un mal desarrollo físico, como niños muy delgados o muy obesos
· Ausencia de la figura paterna del hogar por muerte o divorcio, sobre todo si se produce en etapas críticas del desarrollo
· Falta de identidad con iguales del mismo sexo
· Abuso sexual o violación
· Ausencia de juegos de participación
· Padres que no fomentan la identificación con su propio sexo
¿Se puede curar la homosexualidad?
Mucha gente no sabe que la génesis psíquica de esta condición sexual carece en absoluto de misterio y que su terapia es posible. El método que he utilizado consta de dos partes: la primera consiste en hacer adquirir al interesado una visión clara de la propia identidad y de su propio mundo afectivo; la segunda, en afrontar esa situación. Llevamos a las personas a reírse de sí mismas (el humorismo puede ser muy saludable) y a la adquisición de hábitos positivos: valentía, honestidad consigo mismo, autodisciplina, capacidad de amar a los demás; así, hasta lograr que el homosexual pierda sus hábitos neuroinfantiles.
Es esencial neutralizar la autoconmiseración crónica. Es obligado decir que:
- En un treinta por ciento de los casos, la curación es completa: acaban desarrollando actitudes y hábitos sexuales normales y afectivos y una vida emotiva adulta. Por supuesto, una curación sólo sexual no sería una curación completa.
- Otro treinta por ciento de personas cambia más o menos gradualmente, pierde sus obsesiones homosexuales y asume una actitud emotiva nueva, aunque no lo suficiente para poder hablar de curación completa.
- Hay otros que progresan con extremada lentitud por su estado neurótico grave, pero también éstos, si son ayudados por una asistencia y un tratamiento constructivos, adquieren fuerza y coraje y poco a poco van perdiendo sus depresiones, nerviosismos y ansiedades.
Responsabilidad de los educadores
Los complejos homosexuales se pueden evitar educando a un muchacho como muchacho y a una chica como tales. No se pueden intercambiar y mezclar las cosas. Una total identificación, la total identidad de roles que quiere cierto feminismo exacerbado es absurda. Los sacerdotes y educadores tienen un papel importantísimo cuando aportan al crecimiento psicológico una contribución mucho mayor de la que a veces son conscientes. Cuidado con creer que todo «amor» es bueno; hay formas de amor compasivas y neuróticas que revelan una personalidad dividida en sí misma y que necesitan una guía moral firme y segura. Los pacientes que viven su fe de manera positiva tienen las mayores esperanzas de un cambio radical en su homosexualidad: ésta es mi experiencia de años.
El problema de la homosexualidad es presentado en una injustificada atmósfera de fatalismo. La homosexualidad sigue siendo vista por la mayoría de la gente a la luz de prejuicios e ideas preconcebidas, infundadas y superadas de las que, por desgracia, no están ausentes profesionales (médicos, sociólogos, psicólogos, sacerdotes, periodistas). Si a ello añadimos la falta de puesta al día de la Psiquiatría y de la Psicología, se crea una situación de la que se aprovecha la estrategia de la emancipación de homosexuales militantes, flanqueada por el «establishment progre» occidental que pretende hacer creer que la homosexualidad es una variante normal de la sexualidad humana, que homosexual se nace y que no se puede cambiar. A todos ellos no les vendría mal una mejor información.
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